Entre volcanes e iglesias barrocas

Puebla, 25 de marzo

El día amaneció temprano para todos nosotros. Entre el jetlag, y nuestros compañeros de habitación que llegaron a las 5 de la mañana, poco más pudimos estar en la cama. Despiertos, y después de desayunar en el hostel, decidimos ir a la oficina de turismo para buscar información de que ver en Puebla. Por el camino paramos en una farmacia donde MJ preocupada por no haber ido al baño compró unas pastillas llamadas Ciruelax que le ayudasen. Diana y yo compramos Carmex a un precio estupendo.

El zócalo de Puebla no sólo es el centro de la ciudad, también es un lugar de encuentro entre la gente del lugar, que queda allí para ver espectáculos callejeros de distinto tipo. La oficina de turismo se encontraba en un lateral del zócalo. Allí decidimos finalmente ir a Chulula, una población anexa a Puebla donde se encontraban algunas de las iglesias más importantes de todo México y desde donde podríamos ver también el volcán Popocateptel que normalmente está lanzando gases de forma continua y que se encuentra a unos 80 kilómetros de Puebla.

Nuestra primera parada fue el convento de San Gabriel, una construcción que más que convento parecía un castillo y que nuestro guía Ramón nos explicó con auténtica devoción, contándonos parte de la historia de como los españoles conquistaron este territorio y como evangelizaron a las distintas culturas que se encontraban aquí. No sabemos si será que hemos tenido suerte con los dos guías que hemos tenido por el momento, pero lo cierto es que a ambos se les veía disfrutar contando la historia de los lugares que visitábamos y nos tenían enganchados las tres horas o más que han durado las visitas guiadas que hemos hecho.

Las iglesias y conventos están llenos de simbología que hace referencia a las religiones mayas y que los indígenas que trabajaron en la construcción de estas iglesias intentaban camuflar entre la iconografía cristiana. Así junto a virgenes y apóstoles se veían jaguares o algún ángel con rasgos indígenas.

Del convento de San Gabriel fuimos a visitar dos de las iglesias barrocas más importantes de México, y madre mía, ninguno de nosotros era consciente de qué es realmente el barroco hasta entrar en ellas... paredes y techos estaban totalmente cubiertas por todo tipo de figuras. Uno tenía la sensación de que podría quedarse horas y horas mirando las paredes y descubriendo cosas nuevas. No es de extrañar que durante las misas tengan que dar las campanas para mantener la atención de la gente porque distraerse dentro de ellas es muy fácil.

Antes de nuestra última parada, Ramón nuestro guía nos acercó a un lugar donde tener una vista mejor del volcán. Era increíble, una pena no haber tenido más días en Puebla para hacer otra visita al volcán porque el espectáculo era alucinante.

El último lugar que visitaríamos era un cerro con unas ruinas arqueológicas y otra iglesia en lo alto... Lo cierto es que la iglesia no era especialmente espectacular, más aún después de haber visto las dos barrocoiglesias anteriores pero lo que sí que era bastante impactante era que aquel cerro como tal no era un cerro, sino una pirámide que se calcula que tendría unos 400 metros de altura y de la que sólo veíamos una pequeña parte.

Algunas de las zonas de la pirámide habían quedado al descubierto y Ramón nos contó historias sobre los mercados de aquel momento, sacrificios humanos y religiones. Aquí también pudimos disfrutar de unas danzas indígenas con gente vestida con todo tipo de plumajes que estaban celebrando el solsticio de primavera.

Finalizada la visita le pedimos a Ramón que nos recomendara un sitio donde comer algo típico, y nos llevó a un mercado donde al parecer eran famosas las Cemosas o Pelonas, una especie de hamburguesas mejicanas. El mercado estaba abarrotado de gente... pedimos 5 cemosas distintas y la verdad es que aquí no acertamos. Especialmente con la que le tocó a MJ, que tenía una especie de tocino gelationoso blanco como relleno... el resto tampoco estaban especialmente buenas y acabamos comiéndolas con cierto asco.

De vuelta al zócalo de Puebla apenas nos quedaba tiempo para coger el autobús de las 18,30 destino a Veracruz, así que recogimos las mochilas del hostel y nos fuimos a la estación. En la estación no había bus hasta las 19 y llegaríamos a las 00 a Veracruz, donde teníamos un día de relax y playa.

Nos pasamos el viaje durmiendo. Yo no sé como lo hice pero enganché mi mochila con el asiento de tal modo que al llegar a nuestro destino tuvieron que cortarme parte de la correa de la mochila para poder recuperarla.

El clima era muy diferente... hacía bastante calor y había mucha humedad. Según bajamos yo me empecé a encontrar mal, estaba como destemplado, pero tal vez podría ser por el viaje. Cuando llegamos al hotel iba ya de mal en peor... me empezó a subir la fiebre y tuve mi primera visita al baño... Moctezuma me había cogido como el primero del que vengarse. Pese al calor que hacía dormí tapado hasta las cejas... me desperté mil veces por la noche, no podía estar en la cama de los dolores musculares que tenía, pero tampoco podía estar de pie porque estaba muy débil.

Según las chicas el olor de la habitación era terrible. Al menos esto me pasó en un hotel decente y no en un hostel como el de Puebla, donde las puertas de los wateres no tenían pestillo y si no las sujetabas se abrían solas. Estaba claro que yo no iba a disfrutar del día de playa...

Tenemos pendientes de subir fotos y videos! Pero las redes de aquí no dan para más... iremos actualizando los post.

Aquí va el video del día: