De la selva al bosque

San Cristobal, 30 de marzo

A las 5,30 de la mañana y ya estábamos en pie y a las 6 estábamos saliendo del hostel, nosotros en nuestra línea de madrugones. Teníamos unas 5 horas de camino. Habíamos cogido el bus de las 6,25 porque tenía baño... pero si llegamos a saber lo que nos íbamos a encontrar hubiéramos preferido no cogerlo. Un olor terrible llenaba todo el autobús de principio a fin y nosotros 5 encima íbamos en la parte del final, justo al lado del retrete de donde venían los asquerosos olores. Con toallitas húmedas, los hedores son menos, así que decidimos hacer de pequeños subcomandantes marcos y taparnos la nariz y la boca con una de estas toallitas, al menos hasta caer dormidos.

A las 11 de la mañana llegamos a San Cristobal y fuimos a nuestro hostel que estaba bastante bien. El mayor problema que tiene es que esta población está a 1300 metros de altitud y aquí al caer la noche hace bastante frío y las duchas y baños están fuera de las habitaciones por lo que darse una ducha por la mañana es un poco suplicio.

Una vez dejadas las mochilas nos fuimos a ver la ciudad. San Cristobal es un pueblo típico mejicano, muy bien cuidado y bastante limpio. Lo primero que hicimos fue desayunar por unos 50 pesos un auténtico festín, café o infusión, zumo de naranja, tostadas y un enorme plato de fruta con yogurt. De ahí decidimos adentrarnos en el mercado de artesanía donde se venden collares, bolsos, carteras y ponchos todos ellos hechos a mano. Intentamos buscar un cerdito rosa de felpa entre todos los animales que vendían, pero se ve que aquí los cerdos son de los más variados colores menos rosas.

De entre todas las cosas que se pueden comprar en este mercado destacan sobre todo los peluches del subcomandante Marcos en sus distintos tamaños, ataviado incluso con su propio rifle de asalto. Dentro del mercado de artesanía se encuentra la iglesia de Santo Domingo, también muy barroca.

Del mercado de artesanía nos fuimos a comer de nuevo al centro de la ciudad y a hacer algunas compras. De ahí nos fuimos al otro mercado de la comida que aconsejaban visitar las guías. En este mercado la gente no era especialmente agradable la verdad. Incluso a las chicas las echaron de un puesto de especias porque no querían comprar y a Mabel y a mí una indígena nos llamó la atención por estar grabando las mazorcas de maiz de su puesto. Algunos de los olores de este mercado eran especialmente fuertes y la higiene no era demasiada, pero su visita también merece la pena.

San Cristobal nos ha parecido un pueblo tan animado y con tanta vida que hemos decidido quedarnos un día más en él e ir el domingo directamente a Tutxla a coger el avión para México DF. Antes de volver al hostel nos fuimos a arreglar nuestros transportes para el aeropuerto para el domingo y para el cañón del sumidero para el día siguiente.

Como todavía era pronto decidimos disfrutar un poco de la vida nocturna de esta ciudad y tomar algo en uno de los bares del centro. Las chicas optaron por un margarita, yo más precavido y con la sombra de Moctezuma tras de mí, prefirí tomarme una manzanilla. Aunque al día siguiente no teníamos que madrugar (nuestro autobús hacia el cañón del sumidero salía a las 8,55), estábamos tan cansados que nos fuimos directamente al hostel a dormir.

En las habitaciones hace bastante frío, así que tenemos que dormir con dos mantas por encima. Lo peor de todo fue cuando me dieron dos apretones por la noche (Moctezuma haciendo de las suyas) y tuve que salir al baño con esas bajas temperaturas... De todos modos estamos tan cansados que nos quedamos dormidos enseguida.

Ah! El post de mañana lo publica Mabel! Me ha pedido que quiere contar ella personalmente todo sobre el cañón del sumidero, ¿nos contará algo tan polémico como en su último post de la India?