Entre ritos, misticismo y brujería

San Cristobal, 31 de marzo

Nuestro último día en San Cristobal iba a ser tal vez el día más extraño y esotérico de todos los que llevábamos. Nos levantamos una vez más bien temprano. El frío por las mañanas aquí es terrible. El día se levanta muy nublado y aunque luego despeja, a primera hora de la mañana salir de la cama es un suplicio y más aún ducharnos en los cobertizos al aire libre donde están las duchas y los baños.

Decidimos ir por la mañana a ver el museo de la medicina maya. Según la guía de Mabel era muy interesante y no nos debíamos de perder el video sobre el parto indígena. Con estos datos ¿quién podía resistirse a echar un vistazo al lugar? Según se iba despejando el día el calor cada vez era más abrasador y tuvimos que irnos quitando las tropecientas capas que llevábamos por la mañana. El paseo sin embargo fue agradable y tuvimos que pasar por algunas de las zonas "menos turísticas" de San Cristobal.

Al llegar al museo todo estaba cerrado. Preguntamos a un hombre que estaba allí trabajando y nos abrió las puertas amablemente. Visitar el museo nos costó 20 pesos por persona. Ya en la primera sala nos esperaba el video del parto del método indígena... y sí, la guía tenía razón, cuanto menos era impactante. La mujer debe de parir de rodillas abrazada a su marido dentro del hogar. Una vez que pare la placenta se debe de enterrar dentro de la propia casa y según como se entierre, si hacia arriba o hacia abajo, esto determinará el sexo del próximo hijo.

Las condiciones salubres que aparecían en el video eran más bien discretas y algunos de los consejos que daba la comadrona o partera como ellos lo llamaban, cuanto menos dudosos, pero todo fue muy curioso. A continuación había 5 pequeñas salas donde se explicaban algunos de los objetos, animales y plantas que se usaban en la medicina maya y se representaban algunas escenas indígenas. El realismo de los muñecos era tal que Esther y yo pensábamos que tres mujeres estaban rezando en una capilla detrás de nosotros y tuvo que ser Diana la que nos dijera que eran sólo muñecos.

La última sala estaba dedicada a la protesta hacia los gobiernos y las grandes compañías farmacéuticas por expoliar la riqueza natural de Chiapas. Por último se salía a un pequeño huerto donde había distintas plantas explicando para qué enfermedad se usaba cada una. Curioso que 5 o 6 de estas plantas fueran para la diarrea... Pese a la modestia del museo, no podemos más que recomendarlo, merece la pena darse un paseo hasta aquí aunque se salga de la ruta turística de San Cristobal. Es muy interesante ver la gran conciencia ecológica que tienen en esta zona de México, al parecer mucho mayor, según nos dijo Mabel, a lo que ella había visto en otras zonas.

Además también hay una tienda donde comprar distintas pastillas, jarabes y cremas para todo tipo de enfermedades, desde la caída del pelo, hasta la susodicha diarrea, pasando por las varices, el reuma o los dolores de jaqueca. Las chicas compraron algunas de estas cremas, así que ya contarán si funcionan, aunque tenemos que decir que mientras nosotros estábamos allí, alguna persona del propio pueblo se acercó a comprar algunas de estas medicinas.

Las plantas medicinales y el calor nos dieron hambre, así que decidimos comer algo antes de ir a nuestro segundo destino del día, San Juan de Chamula, un pueblo situado a 10 kilómetros de San Cristobal. Después de la comida cogimos un taxi que por 100 pesos nos llevó a los cinco hasta allí.

El taxi nos dejó en medio de un camino y a partir de ahí tuvimos que ir andando. ¿Y qué tiene San Juan de Chamula de especial? Bueno, pues deciros que posiblemente sea lo más auténtico de cuanto hemos visto en Chiapas. En este pueblo conviven las tradiciones indígenas de culto más arraigadas junto con la adoración cristiana. El pueblo está lleno de unas cruces verdes con ramas de pinos cubriéndolas. La mayor parte de la población es indígena y van vestidos con sus trajes típicos... las mujeres con unas faldas de pelo de cabra y bordados morados en la parte superior y los hombres una especie de jerseys largos de esta misma piel de cabra.

Aquí las fotos no están muy bien vistas, así que no tenemos muchos documentos gráficos del lugar. Nada más llegar notamos que había muchísimo movimiento en el pueblo... al parecer el candidato a futuro presidente de México se encontraba en San Juan de Chamula en un encuentro con los indígenas de allí y todo el mundo estaba en la calle como si de una gran fiesta se tratara. En la entrada del pueblo una furgoneta estaba intentando pasar, pero era demasiado ancha y rozaba con los coches aparcados a los lados, el pueblo se unió para levantar en volandas uno de los coches aparcados y moverlo un poco más para la cuneta para que la furgoneta pasara. En San Juan de Chamula las cosas se solucionan así.

Cuando llegamos a la plaza principal desde lo alto de un balcón tiraban una especie de panes y la marea humana se amontonaba bajo las ventanas. Tuvimos incluso la sensación de que nosotros como turistas no encajábamos en aquella fiesta, sin embargo la gente lejos de extrañarse por nuestra presencia nos ignoraba, y no había muchos más turistas por allí.

Decidimos visitar la famosa iglesia de San Juan de Chamula. Las fotografías en su interior están estrictamente prohibidas, así que hemos buscado una fotografía en google para que os hagáis una idea de lo que es. El suelo de la iglesia está lleno de hojas de pino y los fieles rezan a sus santos tumbados en el suelo con una especie de cánticos. La disposición de la iglesia no es para nada típica... para empezar no hay bancos ni un altar como tal. Las imágenes de los santos están en vitrinas a los lados y al fondo se encuentra la de San Juan Bautista, que es el Santo al que adoran con más devoción y que casi podría decirse que incluso sustituye a Jesús. Encienden velas frente a sus santos (13 o múltiplo de 13) y hacen una especie de cánticos mientras beben Coca-cola (sí, coca-cola), mezclada con posh, un licor muy fuerte de esta zona, que les ayuda a eructar.

Las imágenes de los santos son muy pálidas y con los ojos negros muy marcados, casi dan hasta miedo, y la espiritualidad se siente muy fuerte. El techo de la iglesia está negro por las velas, pero se puede ver como está decorado con estrellas doradas. Tanto nos gustó el lugar, era tan mágico, que MJ, Diana y yo decidmos sentarnos en la parte de atrás del templo un rato más simplemente para contemplar la increíble estampa. A nuestro lado se encontraba un hombre que nos preguntó de donde veníamos y que acabó resultando uno de los Chamanes del lugar. El hombre fue muy amable.

Cuando nos despedimos nos dió la mano y según Diana aquel pobre hombre vió algo raro en ella porque le agarró la mano muy fuerte cuando se despidió de ella, o esa es su teoría. Mi teoría es que simplemente, acostumbrado a ver a las indígenas del lugar Diana le pareció el pivón del siglo. La teoría de Mabel es aún mejor y cree que el hombre pensó lo mismo que Diana y que creyó que ella había visto que él en realidad no tenía poderes. La verdad es que la historia fue muy curiosa.

A la salida de la iglesia nos esperaban Mabel y Esther que habían entablado amistad con unas niñas. Nos dirigimos a la salida del pueblo para intentar coger algún "colectivo", es decir algún autobús público, que nos acercase a San Cristobal, pero por ahí no pasaba ninguno... después de preguntar a varias personas y volver a la plaza principal del pueblo, parecía que nadie sabía donde paraba realmente este autobús, pero todo el mundo nos decía que eran muy frecuentes y que en 5 minutos pasarían...

Lo peor era que el día se estaba poniendo muy gris y empezó a chispear... justo cuando ya estábamos un poco desesperados, unos hombres a los que habíamos preguntado minutos antes nos dijeron que si queríamos nos podían acercar un poco hasta una gasolinera a medio camino entre San Cristobal y San Juan de Chamula. Pese a que 5 minutos antes habíamos hablado de que tampoco teníamos que confiar mucho en la gente, que teníamos que ser conscientes de donde estábamos, decidimos subirnos a la parte de atrás de la pick up de estos hombres, ¿quién se podía resistir a viajar así? Además, y para tranquilidad de nuestras familias, estos hombres llevaban una de las camionetas del partido político del candidato a presidente.

La mala suerte provocó que no sólo lloviese mientras viajábamos a toda velocidad y sin ningún techado en la parte de atrás de la furgoneta, sino que hasta nos granizara. Impagable el momento de MJ con una bolsa en la cabeza y todos por el suelo intentando agarrarnos a cualquier lugar. Para colmo a lo lejos se veían rayos y un gran atasco impedía la salida de San Juan de Chamula. Por suerte, a los 20 minutos y empapados conseguimos coger un taxi que nos bajara de nuevo a San Cristobal.

Ya de nuevo en el pueblo decidimos hacer peregrinación antes de que anocheciera hacia la iglesia de Guadalupe, situada en lo alto de un cerro y desde la que presuponíamos ibamos a tener unas grandes vistas, y así fue. La Iglesia no merecía mucho la pena, pero el paseo y las vistas sí. La calle que lleva hacia la Iglesia está llena de puestos artesanales con algunas cosas realmente bonitas. Como anédota, un perro intentó marcar su territorio en la pierna de Diana, por suerte, se dió cuenta antes de que la llegase a marcar.

Después de cenar, realmente agotados nos fuimos al hostel a descansar. Tapados con tres mantas y dos sábanas no tardamos en caer todos dormidos rápidamente. Os dejamos con el video del día: